El hombre: (al público) Me suena el teléfono, disculpen. Es mi mujer.
(al teléfono) Sí, mi amor, sí. Hice todo lo que me pediste, todo. Ya fregué, plumereé, al abuelo ya te lo entré. Hice todo. Ahora estoy con mis amigos… Amigos, no amigotes. ¿Por qué no me creés?”
(al público) Ayúdenme que no me cree mi mujer…
Los amigos: Señora perdónelo, mire que lavó los platos…
El hombre: Llevé al nene al catecismo,
Pasé por el almacén,
Corté el pasto y también…
Los amigos: Le dio de comer al gato…
Ha lavado la espinaca
Le falta ordeñar la vaca
A pesar de estar cansado, ya sacó a pasear al perro
Si usted viera como marcha
El lavarropas a full
Con ese jabón azul
Que deja la ropa blanca
Usted puede estar segura
No la mezcló con la oscura
Los pisos están encerados
Los cuartos bien ordenados
Todas las camas tendidas
Y si usted tarde regresa, él le va a dejar la mesa con la comida servida
No se sabe bien por qué, él anda un poco estresado…
El hombre: (al teléfono) ¿Y mi amor, no me creés? No te enojes, mi amor… ¿Te vas al yoga? ¿Ah, y después a un centro de terapia alternativa? Está bien… Sí, mi amor, vení a la hora que quieras. Yo te prendo el incienso de sándalo ése que es tan rico…
(al público) Me cortó. Esta es la mujer del siglo 21, que como ustedes saben es un invento del tupamaraje. Son estas mujeres que por la cocina pasan si les queda de camino al cuarto nomás. Son una cosa rarísima estas mujeres, que lo que hacen es crear este tipo de hombres, que tienen que hacer todo en la casa. Y ahora la Intendecia quiere hacer un hombre nuevo. Hay un plan que se llama “El hombre nuevo del siglo 21”, que no es otra cosa que el viejo y querido cornudo feliz. ¡Pero ahora además lo quieren reglamentar!
Murga La Margarita, 2008