16 de enero de 2010

- ¡Qué bárbaro! ¿Cómo puede ser? ¡Qué hija de puta! ¡Qué hija de mil putas! Claro, yo también, ¡qué tarado!
- ¿Por?
- Porque en estos últimos años descuidé mucho la relación, realmente. Estuve muy metido en mi trabajo, me fui como a 20 congresos solo. Claro, tiene razón.
- ¿Tiene razón? Te engañó.
- ¿Y? Yo también he tenido mis historias y no me parece ni terrible ni trascendente ni nada, entonces ¿por qué me voy a poner machista ahora?
- Pero a ella sí le parecería terrible.
- Justamente, lo que te digo. Que si le pongo un poco de distancia no me parece que haya una tragedia, nada más. Igual estuvo mal, eh.
- ¿Estuvo mal? Se cogía a otro tipo.
- Y tiene 38 años, no le va a dar la mano.
- Te mintió.
- Y, no me va a decir la verdad.
- Durante meses.
- 2 meses, 2 meses. Parece mucho pero en tiempo de traición real, no es tanto. ¿Qué lo habrá visto, una vez? Pasaron 2 semanas y lo vio otra vez... Ahí ya tenés casi un mes, multiplicalo por dos, y te dan 2 meses.

Mariano Silverstein & Alfredo Díaz,
Tiempo de Valientes.
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